lunes, 8 de junio de 2009

LACTANCIA MATERNA

Nociones básicas de la alimentación con pecho


No es ningún secreto que el alimento perfecto para el recién nacido es la leche materna. Sus beneficios van desde los anticuerpos protectores que proporciona hasta que es fácil de digerir y refuerza el vínculo entre la ma­má y el bebé. Ciertos estudios recientes muestran que la leche de madre puede contener ingredientes que protejan a las niñas contra el cáncer de mama en etapas posteriores de su vida. Pero el acto de amamantar, supues­tamente natural, puede parecer en un principio muy poco natural. Tanto la madre como el bebé tienen que aprender a hacerlo; cuanto antes co­miencen, mejor.
En la primera hora después del nacimien­to, acerque suavemente el bebé a su pecho. Algunos recién nacidos son activos y maman alegremente de inmediato, durante horas enteras; otros, agotados por el parto, se quedan dormidos al primer sorbo. En realidad, la primera dificultad a la que se enfrenta la mayoría de las madres es, simplemente, mante­ner al bebé despierto el tiempo suficiente pa­ra que haga el intento.


EL CALOSTRO

Este precursor de la leche materna madu­ra, acuoso y amarillento, contiene proteína, azúcar, vitaminas, minerales y anticuerpos; se cree que éstos protegen al recién nacido con­tra las enfermedades infecciosas y fortalecen su sistema inmunológico. Además, el calostro tiene efecto laxante: ayuda al bebé a evacuar más, eliminando así el exceso de bilirrubina (que provoca la ictericia).
Durante dos a cuatro días después del na­cimiento, hasta que baje la leche madura, el calostro es el alimento perfecto para el bebé.
Algunas mujeres producen un poco de ca­lostro ya en el sexto mes de embarazo; esta producción temprana se debe, simplemente, a que el cuerpo se prepara para amamantar.